Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).
PRÓXIMOS ACTOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
Nueva Junta Junta Directiva del Ateneo de Córdoba
Viernes, 10 de junio, 20:00 horas. Entrega de las Fiambreras de Plata 2022. Real Círculo de la Amistad, calle Alfonso XIII, nº 4.
Lunes, 13 de junio, 20:00 horas. Presentación del libro Homenaje al poeta Antonio Flores Herrera. (Varios autores). Presenta José Luis García Clavero. Sede del Ateneo.
CONVOCADOS LOS PREMIOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
X Premio de Relato Rafael Mir.
XXXVIII Premio de Poesía Juan Bernier.
VIII Premio Agustín Gómez de Flamenco Ateneo de Córdoba.
Fallo de las Fiambreras de Plata 2022, relación de homenajeados aquí.
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Hoy, que hemos sabido de su muerte (artículo)
Aquella obra era un soviet. Todos los miércoles había asamblea para hablar de los temas de la empresa o del movimiento obrero. Logramos importantes aumentos salariales. La comisión representativa, tan ilegal como aceptada, estaba formada por tres miembros del PCE y tres de la OICE. En lo único que fallamos fue en lograr la readmisión directa de Antonio Perea Torres, cuyo despido fue causa de una gran lucha. Se comprometieron a readmitirlo pero nunca lo hicieron.
Antonio Gómez Romero (“Papi”) y Antonio Perea Torres (“Cahue”) eran una pareja formidable de militantes obreros y poetas de albañiles. Tenían ambos, sobre todo Antonio Perea, la férrea costumbre de leer poesías en asambleas de obreros, a veces con muchos cientos de asistentes. Todavía emociona recordar los rostros de aquellos hombres tallados por el trabajo, el tiempo y los elementos, escuchar sin moverse, como niños aplicados, los poemas que “el Cahue” y “el Papi” les leían, en especial, el comentado “Romance de la lucha obrera”. ¡Qué peligrosa gente que aunaba la poesía, la taberna y la lucha por un mundo mejor¡. Antonio Gómez Romero, cuyo recuerdo evocamos en estas palabras, no era un héroe carente de zonas oscuras o ambivalentes: amigo de tabernas y vinos, inveterado mujeriego, algo pendenciero y poseedor de ataques conspirativos dignos de la mejor tradición del populismo ruso o de aquellos anarquistas españoles poco dispuestos a retroceder ante nada.
El resultado de aquel papel que me enseñó en la obra no fue otro que el exilio a Francia (¡tantos exilios¡) y muchos años fuera de España. Lo triste de todo este asunto, lo cual no deja de ser una metáfora de la Transición, es que mientras que a los que apretaron los gatillos en aquel triste 3 de marzo de 1976 en la Iglesia (otra iglesia) de San Francisco de Asís en Vitoria, y a los que los mandaron, no les ha pasado nada o casi nada; por el contrario, a Antonio Gómez Romero un delito de agresión le costó un largo exilio. Esta tremenda disparidad, como tantas otras, nos muestra el precio que se tuvo que pagar para llevar la democracia y la libertad a este país. No se trata ahora de ajustar cuentas. No, no es ese el sentido de estas palabras. Pero sí no olvidar a la gente que, con mucho trabajo y mucho sacrificio, trajo la libertad y la democracia a este país. Ciudadanos como Antonio Gómez Romero, “Papi”, al cual recordamos. Que la tierra te sea leve, compañero.