Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).

PRÓXIMOS ACTOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA

Nueva Junta Junta Directiva del Ateneo de Córdoba

Marzo , 1a.quincena. Conferencia de JUAN ORTIZ VILLALBA. " LA MASONERÍA EN CÓRDOBA ". (Presenta José Luis García Clavero).
Jueves 11 de abril. Conferencia de DESIDERIO VAQUERIZO." LOS ORIGENES DE CÓRDOBA". (Presenta J.L.G.C).
Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
Lunes 11 de Mayo. Conferencia de MANUEL VACAS." LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA.LAS BATALLAS DE POZOBLANCO Y PEÑARROYA- VALSEQUILLO". (Presenta Antonio BARRAGÁN).Todos los actos en la Sede del Ateneo.

CONVOCADOS LOS PREMIOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
XI Premio de Relato Rafael Mir.
XXXIX Premio de Poesía Juan Bernier.
IX Premio Agustín Gómez de Flamenco Ateneo de Córdoba.

Fallo de las Fiambreras de Plata 2023, relación de homenajeados aquí.

¡Ayúdanos! Inserta tus fotos

Lázaro Castro Villalobos (artículo)

De Ateneo de Córdoba
Saltar a: navegación, buscar
Manuel Gahete Jurado 14-10--2010 Foto Miguel Collado (04).jpg

Rvdo. D. Lázaro Castro Villalobos. Fiambreras de Plata 2010.

El hombre que, hace años, hubiera cruzado la calle para evitar el aliento de un drogadicto se ha convertido en adalid primero, en mentor acérrimo, en el defensor más avezado de aquellos que se abisman en el oscuro piélago de la drogadicción y el alcoholismo.

Una decisión infantil cambió su vida: ¿por qué no nos hacemos frailes?, inquirió a su amigo cuando aún recorría las calles empedradas de Laguna de Negrillos con nueve años, en calzones cortos. Evoco, desde el hondo silencio, la figura mágica de un fraile leonés, compatriota del padre Lázaro, que poco antes había sentido esta tentación extraña de dedicar su vida al servicio de los jóvenes. Con él compartí la poderosa fuerza de la solidaridad y la rebeldía. Con él descubrí un mundo nuevo que la educación había encorsetado. Con él comprendí que la alegría era el espejo más claro del espíritu. Era franciscano. Se llamaba Francisco, aunque él había mudado su nombre por el de Pacífico que, en nada, reflejaba su fogosa y tenaz naturaleza.

Ese mismo fuego fulgura en la mirada del padre Lázaro Castro Villalobos, un ardor vivo que hierve cuando su voz se agita, cuando su brazo apoya al desvalido, cuando su corazón enfebrece la desesperanza de los subyugados. Lo conocí primero por la palabra alta que proclamaba su nombre como un río, como un torrente, como un vendaval de espuma. Más tarde a través de sus obras, ese caudaloso reguero de almas que flotaban en el mar tempestuoso asidos a la tabla de salvación de su navío. Y finalmente, cara a cara, como se reconocen los seres austeros sin máscaras ni sombras. Y me pareció un hombre corriente, menudo, casi blando al que le crecían ramas en la boca y raíces profundas en los dedos, exclamando su amor como un tributo, pronunciando la vida en cada poro de los que habían callado demolidos por la mordaza amarga de la droga.

Me impresionó su sencillez y su energía, esa potencialidad que lo había impelido a convertirse en trinitario de veste blanca y cruz roja, seducido por su carisma liberador de cautivos y su voluntariosa salvaguardia de los menospreciados por la historia.

Con los Trinitarios inició su aprendizaje en el colegio de Alcázar de San Juan, prosiguiendo su noviciado en Andújar y Antequera. Estudió Filosofía y Teología en Córdoba y Granada, y el 22 de diciembre de 1971 fue ordenado de sacerdote. Tenía 24 años. Se había forjado bajo la férrea disciplina de quienes habían puesto exquisito cuidado en la formación del carácter y la educación de la voluntad. Había superado una profunda crisis vocacional que no lograba armonizar la realidad y su deseo. Pero por milagro descubre en los otros el verdadero rostro de Dios, y ya nada será capaz de refrenar su ánimo. Organizó el comedor para transeúntes de los Trinitarios; impulsó la Asociación Córdoba Acoge para ayudar a los inmigrantes; y, finalmente, fundó Proyecto Hombre en los años en que la heroína sesgaba la vida de decenas de adolescentes.

Creer en la posibilidad de que todo ser humano, con comprensión y ayuda, podía liberarse de las ominosas cadenas convirtió a un hombre sencillo en un héroe de desheredados. Probablemente no queden muchas personas que crean de corazón en la bondad humana. Tal vez sólo por esto, el padre Lázaro haya encontrado el sentido de su vida; algo que falta en esta sociedad anónima y deshumanizada donde un ser especial, como él, sigue proclamando inconformista que el hombre es recuperable. El Ateneo de Córdoba honra esta noche su insobornable carisma de servicio y entrega.

(Texto leído en el acto de entrega de las Fiambreras de Plata del año 2010 en Bodegas Campos el día 25 de junio de 2010).