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Revolución rusa
La Revolución rusa es uno de los acontecimientos de la historia del siglo XX qué más han influido en él. Se trata de un fenómeno complejo. En sentido estricto la revolución rusa sólo es la de 1917, pero hasta llegar ahí conviene estudiar todos los procesos revolucionarios desde 1905, y es que se trata de un continuo con altibajos.
Contenido
Debate historiográfico
La Revolución rusa ha sido motivo de debate desde diferentes ámbitos desde sus comienzos. Los sucesos que tuvieron lugar en Rusia en los primeros años del siglo XX han marcado la historia y las relaciones internacionales de todo el siglo. Las interpretaciones se hacen desde diversas posiciones ideológicas.
Una de las posiciones de la interpretación de la Revolución rusa es la de los emigrados, que se preguntan si era legítimo hacer la revolución en un país poco desarrollado. Esta es la posición que defiende Miliúkov, para asegurar que la revolución fue precipitada y que hubiese sido mejor quedarse en una revolución burguesa.
Otra posición es la de la izquierda occidental, con gente como Rosa Luxemburgo y Karl Kautsky. Para ellos la Revolución rusa no es una auténtica revolución socialista al no haber intervenido en ella una base mayoritaria (Bolchevique) que asegurase la democracia.
Una disidencia importante dentro de la URSS fue la de León Trotsky. El cisma trotskista sostiene que la revolución de 1917 fue legítima por tener un objetivo universal y permanente contra el capitalismo, pero la revolución fue secuestrada por Stalin apoyándose en una burocracia nueva creada desde el Partido Comunista. Su tesis de socialismo en un solo país fue un error decisivo que paralizó la revolución y la condenó a convertirse en una dictadura de partido, sin pretensiones de extender la revolución a todo el mundo, si no de controlar la sociedad y la economía de un país.
Otro punto de vista es el del liberalismo occidental. Estos ven un paralelismo entre el régimen nazi y el comunista; a ambos les llama totalitarismos, sin darse cuenta de las profundas diferencias que existen entre una dictadura de base oligárquica que sirve al gran capital y una dictadura de partido, que sirve a sus propios intereses.
También nos encontramos con la teoría de la convergencia, según la cual todos los regímenes evolucionan de manera semejante, independientemente de sus intenciones, en virtud del crecimiento económico y la industrialización del país. Esta es una teoría finalista, con algo de [`Marxismo|marxismo]] en sus análisis, que defiende desde EE UU John Kenneth Galbraith, y desde la URSS Andréi Sajarov.
Para los liberales del mundo entero, la Revolución rusa está dentro de un proceso histórico que desemboca en el modelo liberal y la democracia parlamentaria; que a la postre es el régimen más perfecto que se conoce. La revolución no sería más que un periodo de transición antes de llegar al final. Es también una teoría finalista de la historia, pero en la que el impulso de la misma es político y no económico.
También está el modelo conservador. Esta es una teoría cíclica en el que la historia se debate entre momentos revolucionarios y momentos conservadores en un movimiento pendular que va de un extremo a otro.
Por último tenemos la interpretación marxista, que es la oficial en la URSS. Según esta interpretación la revolución fue el producto de la lucha de clases y creó un Estado donde la dictadura del proletariado defiende los intereses del pueblo. Fue la primera revolución proletaria de la historia, y no tiene relación con el ciclo de revoluciones burguesas que se inicia con la Revolución francesa.
Pero la Revolución rusa fue un fenómeno complejo en la que hay varias fases, o varias revoluciones sucesivas.
La revolución de 1905
Se puede considerar que el proceso revolucionario en Rusia tiene dos partes que se superponen una a la otra. Una primera fase va de 1905 a 1917, en la que se desarrolla una revolución burguesa, y la revolución de 1917 en la que tiene lugar una revolución socialista.
El imperialismo ruso había conseguido controlar un inmenso territorio terrestre y unificado. Pero en ese territorio había profundas tensiones nacionalistas y separatistas, como las que afectaban a gran parte de Asia o a los países bálticos. Además, en el Asia oriental chocaba con el imperialismo japonés. Rusia buscaba una salida al mar permanente, tanto por el mar Negro como por el Pacífico. El Báltico era una salida que sólo estaba operativa en primavera y verano.
La mayor parte del país era de economía agrícola y feudal, aunque en 1861 se había producido la liberación de los siervos de la gleba. Pero Rusia no es un país totalmente desindustrializado. La industrialización llegó a Rusia de la mano del Estado a mediados del siglo XIX y se concentró en las actividades más estratégicas, como la minería, los transportes y la industria militar. La gran depresión supondrá la caída de los precios industriales, y provocará una crisis que hizo que los más pobres se quedaran en situación de subsistencia.
En 1904 el imperialismo ruso choca con el japonés en el Asia oriental y el Pacífico, y comienza una guerra desastrosa para Rusia, es la primera vez que una potencia occidental pierde una guerra frente a un país que no es europeo. La crisis política que produce la derrota en la guerra ruso-japonesa hace caer el absolutismo y propicia el auge de la burguesía liberal en 1905.
La revolución de 1905 supone, además, del acceso al poder de los liberales, y la creación de la Duma, que toma como labor prioritaria llevar las reformas liberales al país. Estas reformas deberían terminar con la democracia parlamentaria, a través de una monarquía constitucional, o de una república.
Para los marxistas la de 1905 fue una revolución burguesa que no llegó a cuajar definitivamente al no convertir la Duma en una asamblea constituyente, pero que tuvo la virtud de contar con una amplia participación obrera, lo que se considerará como un ensayo general de la revolución de 1917.
Las fuerzas presentes
La nobleza es una clase social en declive ante el ascenso de la burguesía, y el proletariado, aunque continúa teniendo un importante papel en la política del país.
La burguesía es liberal. Es la fuerza económica dominante. Son apoyados por la antigua nobleza terrateniente y por los profesionales liberales, así como por la intelligentsia. Dominan la vida política desde mediados del 1890 y contra ellos van dirigidas las huelgas y las revueltas campesinas. Controlan los zemstvos, grupos de representación territorial y las agrupaciones profesionales. En 1896 el zemstvo de Moscú pide a Nicolás II una constitución de carácter liberal, cosa que fue denegada. La negativa del zar de conceder la constitución provocó la convocatoria del primer Congreso Nacional. En 1905 serán los protagonistas y convocarán, desde el Congreso Nacional, una asamblea constituyente. Los liberales son los únicos con capacidad para crear un partido al estilo occidental: fundarán la Unión de la Liberación que será el antecedente del partido KD, el cual será el principal partido entorno al que se aglutinen los liberales. También será el partido que exija las reformas liberales para el país.
Los obreros proletarios son un grupo de reciente aparición en la sociedad rusa. Está formado por personas salidas del campo, en un éxodo rural que tiene lugar tras la liberación de los siervos, para trabajar en la naciente industria rusa. Es un grupo muy inestable, y cada día más radicalizado, hasta llegar a hacerse comunista o anarquista. Sostiene numerosas reivindicaciones sindicales, que piden por medio de huelgas, y con cierta violencia. Sin embargo, los partidos revolucionarios apenas tienen entre ellos infraestructura ni influencia.
Los campesinos son la clase social más empobrecida. Sobre todo tras la liberación de los siervos en 1861. Es un sector muy radicalizado, y objeto de todos los abusos de las clases privilegiadas. Ellos tienden hacia el anarquismo, ya que controlan la tierra, que en última instancia es la que produce los alimentos. Tras la liberación de los siervos se permite el rescate de la tierra que trabajan los campesinos, pero ellos no tienen los capitales necesarios para comprar sus explotaciones, lo que resulta demasiado gravoso para sus haciendas. No obstante, hay una clase media campesina que sí puede rescatar las tierras, y ellos constituyen una cierta burguesía terrateniente y rural. Pero no son ni mucho menos los grandes terratenientes del país, que siguen estando en manos de la aristocracia y cierta burguesía urbana.
Otra parte de la sociedad a tener en cuenta es el de los estudiantes. También son un sector nuevo. Son herederos de la intelligentsia, una minoría ilustrada y muy activa políticamente, siempre dispuesta a la acción directa. Tienen una inclinación intelectual de oposición al régimen, que traducen en acciones violentas concretas. Los estudiantes, a pesar de ser una clase nueva, y no tener tradición cultural muy antigua, son muy numerosos. En realidad se nutren, sobre todo, de obreros especializados, que estudian ante la necesidad de tener en la industria obreros cualificados, por lo que comparten las inquietudes de los obreros industriales.
En 1914 Rusia vive en una situación de crisis generalizada en todos los sectores de su economía: agricultura, industria y para colmo la guerra con Japón, una guerra que perderá en 1905. La derrota de 1905 desencadenará el proceso revolucionario que llevará a la burguesía al poder.
Las revoluciones burguesas
Antes de la revolución socialista de 1917 hubo un intento de revolución burguesa que pretendía terminar con el absolutismo de los zares. 1905
En 1905, tras la derrota rusa ante Japón, el partido Unión de Liberación o KD, pide una asamblea constituyente y una constitución liberal para el país. Las huelgas se generalizan en San Petersburgo, Sebastopol, Odesa y en el Ejército, como en el caso del acorazado Potemkín. La burguesía quiere tomar el poder para solucionar la crisis adoptando medidas liberales.
En octubre la huelga es generalizada. El proceso revolucionario comienza el 9 de enero con el llamado domingo sangriento, en el que las masas populares, al frente de la cual estaba el cura ortodoxo, pope, Gapone; en una manifestación, en la que se pretendía hacer llegar al zar un manifiesto, fueron masivamente asesinados. Este golpe convence a los liberales de que no es posible una concesión del régimen para conseguir sus objetivos, sino que habrá que tomarlas por la fuerza. El partido KD imita los pasos de la Revolución francesa y convocan la Duma para convertirla en un parlamento e imponer al zar sus exigencias. Sin embargo, nunca se atacó directamente al zar, aún se creía en su benevolencia. Además, la constitución que deseaban era de estilo prusiano, en la que el rey tendría amplios poderes gubernamentales, como el control militar o la aprobación de las leyes que la Duma le presentase.
El paladín de esta situación fue Serguei Vite, que fue el primer ministro del zar, ante la Duma.
1906
En 1906 Serguéi Vite pretende recortar las competencias de la Duma y suspender la constitución recientemente aprobada. La presión social había disminuido, y el zar pretende recuperar sus poderes absolutos. La monarquía tiene derecho de veto en la Duma, lo que la hace virtualmente ineficaz. Por fin la Duma no se conforma como asamblea constituyente y se disuelve ante la ineficacia de sus reivindicaciones. 1906-1911
Inmediatamente se crea una nueva Duma. La que se funda es mucho más débil que la primera, pero hay que dar apariencia de liberalidad y evitar las revueltas. De esta Duma se hace cargo Piotr Stolipin, que no es más que un títere en manos del zar.
Mientras tanto, la industrialización prosigue, y el proletariado aumenta, al tiempo que se radicaliza y va participando más en el proceso revolucionario. Las condiciones en las que viven son miserables, y esto les hace un agente revolucionario muy activo. La radicalización popular aumenta, pero al mismo tiempo aparecen las primeras disensiones: entre los mencheviques o minoritarios y los bolcheviques o mayoritarios, sobre quién debe llevar el peso de la revolución, si un partido de pocos miembros ilustrados o un partido muy numeroso con gran capacidad de acción.
1914
En 1914 comienza la Gran Guerra, lo que supone un duro golpe para el socialismo en todo el mundo, ya que es internacionalista. La guerra simboliza el triunfo definitivo de la burguesía en todo el mundo. Es el momento de su mayor poder, hasta la fecha, tanto en lo económico como en lo político. Las monarquías absolutas van a desaparecer, y no conseguirán una transición a la prusiana, es decir, una alianza entre la monarquía y la burguesía.
En 1914 la revolución burguesa en Rusia había fracasado. Ante el peligro que suponían las radicalizaciones obreristas la burguesía se refugiaba en torno al zar. No se quieren arriesgar a una etapa socialista en su proceso revolucionario. Pero la monarquía se enfrenta a la burguesía intentando abolir la constitución.
Rusia entra en la primera guerra mundial, despertando así los sentimientos nacionalistas de la población, aunque dentro del país hay una tímida oposición a la entrada de Rusia en la guerra. Lo cierto es que se apagan los ímpetus revolucionarios. Tan solo los comunistas y los anarquistas se quedan como fuerzas revolucionarias, dentro de Rusia.
La guerra es una carga muy onerosa para el Estado, tanto en vidas humanas como económicamente, ya que se desencadena una crisis por el bloqueo turco y la falta de comercio, tanto con el exterior como con el interior. Esta es una guerra que se pierde poco a poco, y en la que cada vez la oposición es mayor, hasta alcanzar incluso al propio Ejército.
La revolución de 1917
La revolución de 1917 se caracteriza por haber sido un proceso extraordinariamente rápido: en ocho meses estaba resuelta. No fue una revolución marxista, sino que se hizo marxista con el curso de los acontecimientos; al controlar el poder los comunistas. En un principio, los dirigentes políticos fueron de muy heterogénea procedencia, aunque principalmente serían obreros. La izquierda rusa quiere la paz. No quiere intervenir en la guerra imperialista, ni luchar en favor de la burguesía. La guerra mundial es algo que no les afecta, pero en la que se ven obligados a luchar, contra su voluntad. El poder, durante la revolución, lo tomarán los soviets, que son un poder autogestionario del pueblo en el que se practica la democracia directa. Aunque en un principio no son capaces de gobernar, siempre tuvieron el control de la calle.
Esta será una revolución diferente a las conocidas hasta ahora, puesto que en ella no participa la burguesía, por lo que se crea un doble poder, el del gobierno provisional y el de los soviets. Cuando Lenin accede a dirigir la revolución reclamará todo el poder para los soviets, con el fin de terminar con ese doble poder y llevar adelante la revolución. Era necesario, para hacer triunfar la revolución, que se superase la anarquía de los primeros momentos. Lenin, durante la revolución, hará una elaboración teórica del proceso revolucionario, comparando los acontecimientos que él está viviendo con los de la Revolución francesa. Entre las prioridades que se marcará estarán las de controlar la industria y la agricultura.
A pesar del breve tiempo en el que se desarrolla el proceso revolucionario se distinguen cuatro etapas: la revolución de febrero, el socialismo moderado, la derecha de Kornílov y de los kadetes, y la revolución de octubre.
La Revolución de febrero
La revolución se inicia en febrero de 1917, en San Petersburgo, con una huelga general organizada por los soviets, consejos de obreros, contra el gobierno liberal. En San Petersburgo se asalta el Palacio de Invierno, lo que supone la caída de los zares.
La Duma está controlada por los liberales con Miliúkov y Gúchkov a la cabeza. Son, tras la caída del zar, el gobierno legítimo. Pretenden mantener sus compromisos internacionales y continuar la guerra, ganarla, y una vez pasado el peligro interior, proteger la democracia. Sin embargo, la Duma durará dos meses más, y sin ningún poder real.
La vida en San Petersburgo se organiza en torno a los soviets, que son los que tienen el poder en la calle, y los que toman las decisiones políticas que se llevan a cabo.
El socialismo moderado
Tras la formación de un gobierno provisional, que durará cuatro meses, aparece un socialismo moderado que está presidido por Aleksandr Kérensky y los mencheviques.
Este gobierno pretende continuar la guerra. No desea preocupar a las democracias occidentales. Quieren proteger la democracia recién adquirida. Pero su gobierno presenta una gran debilidad militar, lo que unido a la pretensión de continuar la guerra genera un descontento entre las clases populares y en los soviets. Este es un gobierno en precario y la crisis continúa, pues no son capaces de hacer funcionar la democracia parlamentaria.
La derecha de Kornílov y los kadetes
La situación en el verano de 1917 es caótica. La Duma pretende gobernar, pero no tiene ningún poder real. En la calle la situación está dominada por los soviets.
En este momento hay posibilidades de contrarrevolución. Kerenski continúa en el Palacio de Invierno, pero la Duma está controlada por la derecha, que capitanea Larv Kornílov. Todo esto, unido a la situación de la calle dominada por los soviets, genera, en agosto, un vacío real de poder. El Ejército, en el frente, no sabe a quien obedecer.
La Revolución de octubre
Los alemanes desean cerrar el frente del este, por lo que facilitan el viaje de Lenin desde Suiza a Rusia, con el compromiso de hacer triunfar la revolución y firmar la paz. De esta manera, Lenin llega a Petrogrado, y se pone al frente de la revolución, reclamando que todo el poder pase a manos de los soviets, y que, por lo tanto, se supriman la Duma y la Presidencia en el Palacio de Invierno.
Con la consigna de «todo el poder para los soviets» los comunistas toman el poder el 5 de octubre, dando así el impulso definitivo a la revolución. El pueblo se ha hecho con el poder de la mano de los comunistas. Comienza la formación de la Unión Soviética.