Homenaje a Agustín Gómez (artículo)

La figura de Agustín Gómez tiene para mí una doble vertiente. Por una parte el compañero y amigo, y por otra la que le ha dado notoriedad en el mundo de la información y del flamenco.

Aunque sea en la brevedad de estas líneas, no puedo dejar de referirme al primer aspecto al recordar nuestros primeros pasos profesionales allá en su Montilla natal, y no sólo por lo que tiene de evocación de una época que vivimos intensamente y que de una forma u otra nos ha dejado su huella, sino también, y sobre todo, porque en Agustín el quehacer profesional como maestro creo que es inseparable de su labor como crítico y estudioso del flamenco. No en vano él ha venido desempeñando esa labor en uno de los campos que más dificultades entraña y donde trascendiendo del plano puramente profesional, refleja también el compromiso de una conciencia solidaria; bien a través de las ondas en programas de radioenseñanza o como profesor de adultos, ha estado desde hace mucho tiempo, dedicándose a los que por una causa u otra no han podido tener una educación escolar normal.

Y se le nota. Para Agustín Gómez, el flamenco no es sólo un motivo de estudio y erudición, un pretexto para el lucimiento de la propia sabiduría; una ocasión para disfrutar como aficionado a compartir como peñista; es además un objeto de comunicación, de enseñanza. De ahí su insobornable rigor en la crítica y su equilibrado sentido de la medida -¡tan cordobés!- en censuras y alabanzas. De ahí, también, que en contra de lo que suele darse con frecuencia en los críticos (no sólo de flamenco, también de literatura, música, pintura, etc.), Agustín no habla a los iniciados, a los conocedores de las entresijas del mundillo, en este caso, flamenco, sino que habla y escribe para todo el mundo, para todo el que quiera conocer, aprender.

No soy la voz más autorizada para hablar de sus conocimientos, de su obra, de su trabajo en pro de nuestro arte flamenco, pero sí quiero dejar constancia y testimonio como cordobés de que cada vez que Córdoba lo ha necesitado ha contado con él; desde la más modesta asociación de barrio, el centro escolar, la peña, hasta el Ayuntamiento, Agustín Gómez ha estado siempre dispuesto a poner su enorme capacidad de trabajo y su sabiduría al servicio de los demás.

Como un maestro, como un amigo del cante,… como un amigo.

Herminio Trigo Aguilar

Alcalde de Córdoba

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