La Peña Flamenca "Luis de Córdoba" en su XXV aniversario

Cuando en 1995 la Peña El Rincón Flamenco, a la cual me honra pertenecer, celebraba estas efemérides, el maestro Agustín Gómez, intervino en el acto de apertura con una magnífica conferencia, tal como nos tiene acostumbrados, que tituló “El Rincón Flamenco: 25 años contra viento y marea”.

Este año os toca a ustedes, queridos amigos de Posadas. Es una gran satisfacción para toda la comunidad flamenca de Córdoba y su provincia poder contar que otra peña como la vuestra va a celebrar sus bodas de plata.

Y lleva razón el maestro, casi todas llegan a cumplir los veinticinco años luchando contra viento y marea. ¡Qué difícil es mantener el tipo! ¡Qué fácil sería arrojar la toalla y tirar todo por la borda! Pero vuestro compromiso con nuestra cultura flamenca no lo permite. Muchos son los avatares, muchos los contratiempos que tienen que superarse, muchas las peticiones a pequeñas empresas que apoyan vuestro entusiasmo, muchas las idas y venidas al Ayuntamiento u otras instituciones para seguir manteniendo vivas vuestras ilusiones, vuestra perseverancia, para seguir manteniendo vivo ese compromiso al que aludía antes.

Será el año que viene, el 2006, un año crucial para la historia del flamenco en Córdoba. Se cumplirán 50 años los que cumpla el Concurso Nacional de Córdoba. Fue, sin lugar a dudas, el descubrimiento de Fosforito, el homenaje a la Niña de los Peines, el magisterio de Agustín Gómez en la radio, etcétera, lo que hizo posible el nacimiento de las peñas que se multiplicaron después como hongos en la provincia cordobesa.

Hoy, cuando los tiempos tanto han cambiado, nos preguntamos por el futuro del flamenco, por el futuro de las peñas. Pero esta pregunta la llevamos escuchando muchísimo tiempo, siempre es la misma, la misma cantinela. Y la respuesta siempre es también la misma. Mientras en las peñas flamencas haya hombres y mujeres que mantengan esa ilusión, ésta será el legado que recibirán nuestros hijos, los que continuarán enarbolando la antorcha.

Atrás quedan esos maravillosos festivales de verano, con carteles de categoría. Atrás quedan esas semanas culturales en reconocimiento a personas importantes en el mundo del flamenco: Carmen Linares, Chano Lobato, Paco Ruiz, Peña El Rincón Flamenco, Pepe Arias, Inmaculada Aguilar, y otros tantos que no me vienen a la memoria. Atrás quedan también un cúmulo de satisfacciones que no se las lleva el viento y podéis contar con orgullo todo lo que habéis hecho, aunque el reconocimiento de las instituciones sea escaso, pero esto no es nuevo. Las peñas han hecho posible que estas instituciones se dieran cuenta de la importancia de un tejido social, compuesto por mujeres y hombres, que trabajan desinteresadamente por el cumplimiento de un único objetivo: la protección de nuestra cultura, su tutelaje ante las agresiones culturales que nos vienen del exterior potenciadas por los esbirros que las alimentan. Estos esbirros, parapetados en los medios de comunicación, nos quieren convencer que estamos caducados, que las condiciones socioeconómicas que propiciaron la creación y desarrollo del flamenco ya no existen y por tanto éste ya no tiene razón de ser. Aún no se han dado cuenta que el cante flamenco es Patrimonio Oral de la Humanidad, que es un arte que ha desbordado todas las fronteras, que es un arte de futuro.

Y esto se debe a posturas como la vuestra. Abundad en el empeño para que dentro de poco podamos celebrar las de oro. Inundad de ilusión la Vega del Guadalquivir. Felicidades.

José Carmona Pulido
Presidente de la Sección de Flamenco del Ateneo de Córdoba y presidente de la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Córdoba